Los Juegos Olímpicos de París 2024 han causado furor a nivel mundial y han logrado una gran acogida. Pero no todas las disciplinas se han disputado en la ciudad de París… La sede olímpica del surf, se ha disputado en las playas de Teahupo’o, Tahití, en la Polinesia Francesa. Esta ubicación, a nada más y nada menos que 15.752 kilómetros y 22 horas de viaje en avión desde la capital francesa, ha sido escogida por sus espectaculares olas de hasta 10 metros, alcanzando una fuerza brutal para los competidores, siendo unas de las más famosas de todo el mundo.
Pero ¿qué sabemos de este paraíso?
La Polinesia Francesa es un archipiélago situado en el corazón del Pacífico Sur, famoso por sus impresionantes paisajes, rica cultura y fascinante historia. Este paraíso tropical está compuesto por 118 islas, repartidas en cinco archipiélagos distintos. En este artículo, exploraremos en algunas de las islas más emblemáticas: Bora Bora, Tahití y Moorea.
Tahití: la reina del Pacífico
Tahití, que significa “paraíso en el fin del mundo”, es la isla más grande y poblada de la Polinesia Francesa, es también la puerta de entrada a este fascinante destino. Aunque la mayoría de los habitantes viven cerca de la costa, su capital, Papeete, es el centro administrativo y económico del archipiélago. Su interior está repleto de cascadas, valles místicos, ríos cristalinos y paisajes de ensueño.
Te recibirán con un Ia Ora na (“hola, ¿qué tal?”) y un collar de tiare Tahiti (flor de la isla), además de una sonrisa enorme y sincera. ¿Qué más se puede pedir?
La cultura tahitiana está profundamente arraigada en las tradiciones polinesias, con danzas como el ‘Ori Tahití y festividades coloridas como el Heiva, que celebran la herencia cultural de la isla.
Los polinesios llegaron a Tahití alrededor del año 300 d.C., trayendo consigo sus costumbres, religión y arte. A lo largo de los siglos, Tahití ha sido un crisol de influencias europeas y locales. Los primeros europeos en llegar fueron los navegantes españoles en el siglo XVI, seguidos por los británicos y franceses en los siglos XVIII y XIX. La influencia francesa se consolidó en 1880 cuando Tahití se convirtió en una colonia de Francia.
Imprescindibles en Tahití
- Mercado de Papeete: un lugar vibrante y colorido donde se pueden encontrar productos frescos, artesanías locales y flores exóticas. No te puedes ir de este mercado sin probar el poisson cru en leche de coco o el famoso buñuelo local Firi Firi.
- Un día acuático: tómate un día completo descubrir playas de arena negra, en la que te recomendamos la de Mahina, cascadas como Faarumai o Trou du Soufleur, cuevas y lugares para bucear o practicar surf.
- Pointe Vénus: visita el lugar histórico que vio desembarcar a los primeros polinesios en sus piraguas dobles y donde el capitán Cook observó el tránsito de Venus en 1769.
- Excursiones de senderismo y aventura: la isla ofrece varios senderos que atraviesan paisajes espectaculares, como la caminata al monte Aorai, la segunda cumbre más alta de Tahití, o el valle de Papenoo, que normalmente se realiza en 4×4.
Bora Bora: un sueño hecho realidad
Conocida mundialmente por sus aguas turquesas y sus lujosos resorts sobre el agua, Bora Bora es un destino de ensueño. Originalmente fue habitada por polinesios en el siglo IV, pero tiene una larga historia que contar. Es también un lugar de leyendas y mitología polinesia. Según la tradición, Bora Bora fue creada por el dios Ta’aroa, quien levantó la isla del océano y le dio sus características geográficas únicas.
Su laguna de agua turquesa es considerada la más hermosa del mundo, sobre la que se alza una isla volcánica, constituyendo una imagen ideal del paraíso de los Mares del Sur: fondos coralinos, playas solitarias de arena blanca y una caldera volcánica medio sumergida forman un escenario incomparable.
La isla principal mide tan solo 10 kilómetros de largo y 4 de ancho, con una carretera parcialmente pavimentada de 30km. En apenas 40km20, Bora Bora tiene los dos tipos de isla polinesia: la alta, con montañas en el centro, y la baja, con un atolón formado por un anillo de coral a ras de agua.
Explora los antiguos marae, templos sagrados donde los polinesios realizaban sus rituales religiosos, o visita los sitios históricos y fortificaciones de la Segunda Guerra Mundial, cuando Bora Bora fue una base militar estadounidense durante la Operación Bobcat. Sumérgete en la cultura polinesia asistiendo a espectáculos de danza tradicional, admirando la artesanía local y degustando la cocina típica de la isla.
Recomendaciones en Bora Bora
- Excursiones en Jeep y senderismo: una manera emocionante de explorar la isla y sus puntos históricos, incluyendo los restos militares de la Segunda Guerra Mundial o descubre las montañas de la isla como el monte Popoti, el monte Pa’ia y el monte ‘Otemanu, el punto más alto de la isla que ofrece unas vistas espectaculares.
- Snorkel y buceo: las aguas cristalinas de la laguna son el hogar de una increíble variedad de vida marina, incluyendo mantarrayas y tiburones de arrecife.
- Paseos en Catamarán: disfruta un día navegando por la laguna, con paradas para nadar y hacer snorkel en los mejores lugares.
- Relájate: prueba el taurumi, el famoso masaje tradicional polinesio o visita uno de sus muchos balnearios tranquilos para darte ese respiro que mereces.
Moorea: la isla mágica
Situada a pocos kilómetros de Tahití, Moorea es conocida por sus paisajes montañosos y su ambiente relajado. La isla tiene una fuerte herencia cultural, visible en sus antiguas marae (templos polinesios) y en las tradiciones de sus habitantes. Los primeros habitantes de Moorea llegaron desde otras islas del Pacífico, desarrollando una cultura rica y compleja.
Moorea es también un centro de investigación científica, con varias estaciones que estudian la biodiversidad marina y terrestre. La isla se ha convertido en un modelo de sostenibilidad y conservación ambiental en el Pacífico.
Esta isla volcánica de tan solo 130km2 compite con Bora Bora por ser la isla más bonita del mundo. Está rodeada por un arrecife continuo, incluyendo sus playas de arena blanca y aguas cristalinas, repletas de vida marina. Moorea también es conocida por sus jugosas piñas, que crecen en abundancia en sus fértiles valles.
¿Qué ver en Moorea?
- Mirador de Balvédère: con unas vistas panorámicas más espectaculares del Pacífico Sur a las bahías de cook y Oponohu.
- Recorrer la isla en bicicleta: descubre la belleza de Moorea a tu propio ritmo, pedaleando por sus caminos escénicos y pueblos pintorescos.
- Avistamiento de ballenas: Entre julio y noviembre, las aguas alrededor de Moorea son un lugar privilegiado para observar ballenas jorobadas.
- Visita a Tiki Village Theatre: Un parque cultural que ofrece una visión de la vida tradicional polinesia, con espectáculos de danza folclórica, talleres de artesanía y costumbres de un poblado maohi.
Enfocándonos en la sostenibilidad
La Polinesia Francesa ha hecho esfuerzos significativos para preservar su entorno natural y cultural. Las prácticas de turismo sostenible y la protección de los ecosistemas marinos son prioritarias, asegurando que este paraíso pueda ser disfrutado por futuras generaciones. Muchas islas han implementado medidas para reducir el impacto ambiental del turismo, como el uso de energías renovables y la prohibición de plásticos de un solo uso. Los resorts y operadores turísticos también están comprometidos con la sostenibilidad, ofreciendo experiencias que respetan y promueven la conservación de la biodiversidad local. Los visitantes pueden participar en actividades ecológicas, como la reforestación de corales y la limpieza de playas.
Mejor época para viajar a la Polinesia Francesa
Lo ideal para disfrutar al máximo de esta maravilla, es de mayo a octubre, durante el “invierno seco”, ya que apenas hay precipitaciones y no hace tanto calor. También puedes visitar las islas en temporada baja como marzo, abril y noviembre para precios más económicos.
La época de lluvias, que va de diciembre a febrero, no es del todo una mala opción tampoco, ya que sus lluvias son muy intensas pero duran muy poco.
La media de la temperatura anual es de 27ºC, mientras que el agua en las bahías se mantiene a unos 26ºC. ¡Todo un clima tropical e ideal para cualquier época del año!
Algunos datos curiosos
- Tienen un cable de fibra óptica submarino. Los polinesios cuentan con conexión 4G a internet gracias al desarrollo de una obra de ingeniería: un cable de fibra óptica que va desde Hawaii hasta Polinesia Francesa de más de 5.000km.
- Encontrarás señales que indican “silencio, culto”. La religión cobra una gran importancia en todo el país en el que conviven mormones, testigos de jehová, católicos y adventistas. Además, los edificios religiosos en la Polinesia son los más elaborados, contrastando con las viviendas de los habitantes.
- Las flores naturales como complemento. Tanto hombres como mujeres utilizan frondosas coronas de flores y plantas o flores sueltas en el día a día como complemento a su outfit. . Estos adornos florales no solo embellecen, sino que también tienen significados culturales y sociales profundos. Las mujeres que portan una flor en el lado izquierdo en el pelo, significa que están comprometidas, y en el lado derecho si están abiertas a encontrar el amor.
- La palabra “tatuaje” proviene de la Polinesia Francesa, específicamente de la palabra «tatau.» En la mitología polinesia, Tohu es el dios del tatuaje, conocido por pintar a los peces del océano con colores vibrantes y diseños únicos. En esta cultura, los tatuajes son considerados signos de belleza y se aplican al cuerpo en ceremonias significativas. Tradicionalmente, recibir un tatuaje marcaba la transición a la adolescencia, celebrando y simbolizando este importante cambio en la vida de una persona.
La Polinesia Francesa no es solo un destino de playas idílicas y paisajes de ensueño; es un lugar donde la historia y la cultura se entrelazan para crear una experiencia inolvidable. Desde las montañas majestuosas de Tahití hasta las cristalinas aguas de Bora Bora y los encantos de Moorea, este archipiélago es un verdadero paraíso en el Pacífico Sur que espera ser descubierto.
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